La terrorífica historia de como llegué a Monster High...
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Capítulo uno: Hecho en México.
Era de muy de mañana y en mi pueblo la vida empezaba realmente temprano, tomando en cuenta que era un tipo de "princesa", porsupuesto no una de Disney, sino una princesa guerrera, que tenía que atender a su gente y mi reino realmente era una comunidad rural indígena en México, sin conección alguna con la civilización,todos eramos descendientes directos de aztecas sin mezcolanzas, hablábamos nahuatl y vestíamos con ropas sencillas como simples taparrabos o vestidos de una sola pieza, como auténticos indígenas del siglo XX.
Bien, mi vida no era tan sencilla como la de ellos, unos simples mortales, yo tenía 485 años, había vivido tantas catástrofes y penurias para mi pueblo, y el colmo era que yo tenía la oportunidad de viajar al "mundo exterior" y ver que le faltaba todo tipo de servicios a mi gente, ya había estudiado el kinder y la primaria, ahora debía cursar la secundaria pero con todo lo que tenía que hacer, no podría, ya había mandado solicitudes por todos lados, pero no contestaban.
-Metztli, apurate, la ceremonia ya va a empezar.-dijo Xochitl, mi mejor amiga humana.
-Si, ya voy.-Respondí desganada, esto lo había vivido cientos de veces literalmente.
Al llegar al círculo ceremonial, me percaté que mis padres ya habían llegado, un enorme lobo y una trigresa imponente, ambos abandonaron sus formas animales para dejarse ver en sus formas de chamanes.
-Mi querido pueblo-empezó mi madre con liderazgo-como bien saben, nuestra querida hija Metztli tendrá que remplazarnos en nuestra labor de guías nahuales y chamanes al cumplir los 500 años de edad, abandonó su desarrollo a la edad de 16 porque le era necesario tener un cuerpo joven para su preparación y a logrado todas sus metas para con el pueblo satisfactoriamente-eso me enorgulleció mi autoestima subió por los cielos- pero, necesitará un compañero terrenal y espiritual, y confiamos en que Tonatiuh le servirá de apoyo.
¡¿Tonatiuh?! Ese tonto?! Nosotros dos eramos como agua y aceite, yo era el agua y el era el aceite, igual de turbio y resbaloso, lo odiaba, así que en cuanto escuche su detestable nombre salí corriendo de ahí...
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Capítulo uno: Hecho en México.
Era de muy de mañana y en mi pueblo la vida empezaba realmente temprano, tomando en cuenta que era un tipo de "princesa", porsupuesto no una de Disney, sino una princesa guerrera, que tenía que atender a su gente y mi reino realmente era una comunidad rural indígena en México, sin conección alguna con la civilización,todos eramos descendientes directos de aztecas sin mezcolanzas, hablábamos nahuatl y vestíamos con ropas sencillas como simples taparrabos o vestidos de una sola pieza, como auténticos indígenas del siglo XX.
Bien, mi vida no era tan sencilla como la de ellos, unos simples mortales, yo tenía 485 años, había vivido tantas catástrofes y penurias para mi pueblo, y el colmo era que yo tenía la oportunidad de viajar al "mundo exterior" y ver que le faltaba todo tipo de servicios a mi gente, ya había estudiado el kinder y la primaria, ahora debía cursar la secundaria pero con todo lo que tenía que hacer, no podría, ya había mandado solicitudes por todos lados, pero no contestaban.
-Metztli, apurate, la ceremonia ya va a empezar.-dijo Xochitl, mi mejor amiga humana.
-Si, ya voy.-Respondí desganada, esto lo había vivido cientos de veces literalmente.
Al llegar al círculo ceremonial, me percaté que mis padres ya habían llegado, un enorme lobo y una trigresa imponente, ambos abandonaron sus formas animales para dejarse ver en sus formas de chamanes.
-Mi querido pueblo-empezó mi madre con liderazgo-como bien saben, nuestra querida hija Metztli tendrá que remplazarnos en nuestra labor de guías nahuales y chamanes al cumplir los 500 años de edad, abandonó su desarrollo a la edad de 16 porque le era necesario tener un cuerpo joven para su preparación y a logrado todas sus metas para con el pueblo satisfactoriamente-eso me enorgulleció mi autoestima subió por los cielos- pero, necesitará un compañero terrenal y espiritual, y confiamos en que Tonatiuh le servirá de apoyo.
¡¿Tonatiuh?! Ese tonto?! Nosotros dos eramos como agua y aceite, yo era el agua y el era el aceite, igual de turbio y resbaloso, lo odiaba, así que en cuanto escuche su detestable nombre salí corriendo de ahí...